dilluns, 16 d’abril del 2012

"Blue Velvet" de David Lynch







¿David Lynch? Lo típico: unos lo aman y otros lo odian. Personalmente sus películas menos lynchianas me fascinan. Especialmente The Elephant Man y The Straight Story. Sus obras más personales no me entusiasman tanto, no acabo de conectar con ese mundo interior que tan bien plasma en sus películas. Estas últimas son películas más sensoriales que narrativas; pueden provocar muchísimas sensaciones al espectador, excepto indiferencia.

A principios de la asignatura se le nombró como un ejemplo de cineasta conocido que ha heredado algunas características del cine de vanguardia. Es común asociar su obra al cine surrealista de los años veinte. Lynch no hace ascos a escuchar su subconsciente a la hora de escribir los guiones, que no se caracterizan precisamente por racionales y lógicos. También gusta de improvisar y variar el guión a lo largo del rodaje. El resultado de estas prácticas ayuda a crear un universo único, tortuoso y agobiante.

Creo que la filmografía de David Lynch podría dividirse en tres partes diferenciadas. Por un lado están sus películas más experimentales, en las que podemos observar la búsqueda de su yo oculto, manifestado en un lenguaje intrínseco y críptico (tanto a nivel narrativo como estético). Por el otro, sus películas de corte clásico, que son minoría. Para acabar, están las películas que se encuentran en un punto intermedio de ambos extremos. En este tercer grupo encontraríamos Blue Velvet (Terciopelo Azul), película en la que me voy a centrar.

He escogido Blue Velvet porque creo que define adecuadamente el universo Lynch, además de ser un film más comedido y fácil de digerir que otras de sus películas. Cabe destacar el lugar que ocupa la película en la filmografía y carrera cinematográfica de David Lynch: nos encontramos con una película de redención, tanto personal como profesional.

Después de su atrevida ópera prima Eraserhead (en la que tuvo total autoría), David Lynch saltó a los grandes estudios para dirigir las superproducciones The Elephant Man y Dune. Esta experiencia le hizo conocer de primera mano las terribles consecuencias que tenían los criterios comerciales de la productora sobre sus películas. Es por eso que, a partir de Blue Velvet, decidió optar por crear una película menor a favor de tener la última palabra sobre el producto final. Elección que marcaría el resto de su carrera como cineasta.

Blue Velvet fue su cuarta película y se estrenó en 1986. En contra de las expectativas, tuvo un notable éxito en taquilla además de despertar bastante polémica entre el público más conservador. Todo esto no hizo más que aportar respecto y popularidad a un emergente David Lynch quien, con el estreno de la película, fue nominado a un Oscar  al mejor director.

A grandes rasgos, ¿cuál es el argumento de la película? Un joven inocente se encuentra una oreja amputada mientras camina. A partir de entonces, víctima de su curiosidad, se adentrará en una compleja trama de crímenes, personajes excéntricos y peligrosos, sexo perverso, masoquismo, etc.

Generalizando, las películas de David Lynch no se caracterizan por ser cine de género. Blue Velvet no es la excepción: es una película que bebe y se nutre de distintos géneros cinematográficos, formando así un curioso collage de estilos. La película contiene elementos propios del cine negro o noir, del cine erótico, del thriller, del cine de suspense y terror, así como también del drama.

Partiendo de los contenidos dados en clase creo que se podría asociar, tanto esta película como el resto de la obra del director, al concepto de cine posmoderno. No sólo por la hibridez estilística que he expuesto en el párrafo anterior, sino  porque comparte una serie de características propias de la posmodernidad. Para empezar, Blue Velvet posee una marcada estética kitsch (que vería su cumbre en Wild at Heart). La ambientación de la película tiene un innegable aire nostálgico que evoca a los años cincuenta  de una América, en apariencia,  de ensueño (fachada que se desmorona al irse sucediendo los minutos).

A pesar de que Blue Velvet hace uso de una narrativa continua y lineal, la última etapa del director huye de estos patrones a favor de estructuras laberínticas, fragmentarias y discontinuas. Esto no hace más que justificar la analogía entre el cine de David Lynch y el posmodernismo.  

Me gustaría analizar la secuencia introductoria del film, porque creo que define a la perfección el resto de la película. La cámara nos muestra la típica urbanización americana, a las afueras de la ciudad. Observamos un despejado y azulado cielo casi hiperrealista,  jardines particulares llenos de vida  rodeados por vallas de un blanco inmaculado. Se respira una paz y tranquilidad que en pocos lados podríamos hallar. Inmediatamente este sentimiento llega a su fin, pero no el naturalismo mostrado hasta entonces, cuando uno de los vecinos cae desmayado o muerto mientras riega. La cámara se acerca poco a poco a un césped verdísimo, hasta enseñarnos los repugnantes insectos que esconde el colorido manto de yerba.

Son esos contrastes los que ama David Lynch. Ama hacer convivir dos polos que, en principio, son radicalmente opuestos. Poco a poco la línea que separa esos dos extremos va cayendo, se desmenuza hasta el punto en que la frontera se vuelve difusa. Los dos polos empiezan a alimentarse el uno del otro. En Blue Velvet vemos cómo un chaval inocente se adentra en una realidad mórbida y oscura de la que hasta entonces nunca había sido testigo. Realidad de la que no saldrá tal y como entró.

Por las razones expuestas, creo que Blue Velvet ha definido gran parte del imaginario y los personajes que Lynch dará vida en sus próximas películas. Posiblemente es su largometraje más conseguido y de mayor éxito en taquilla hasta la actualidad. Blue Velvet supone la perfecta síntesis entre las obsesiones estéticas y temáticas de David Lynch con las exigencias narrativas tradicionales.




Entrada escrita por Pablo Carlosena Palau (Grado en Comunicación Audiovisual).



2 comentaris:

  1. Hola Pablo,
    Me ha llamado mucho la atención, no pensé que vería un post de David Lynch.
    La verdad es que se trata de un hombre realmente complejo, en todas sus facetas.
    A mi parecer, a Lynch le fascinan los entresijos de los puebluchos y suburbios de las ciudades americanas (recordamos que en Lost Highway trata de los Ángeles.) Pero en este caso, Blue Velvet está ambientada en una pequeña localidad.
    Has dicho todo lo que se me ocurriría decir sobre Blue Velvet. Se trata de un film especial, sin duda, ya que Lynch adapta lo que otrohora fue el cine independiente y lo traslada a los años 80, insuflándole una ola de vitalidad a los amantes de las obras producidas en el extradario de Hollywood.
    Parece ser que a Lynch no le gusta cambiar con mucha frequencia los personajes que lo rodean. Actores, productores, técnicos... Son prácticamente los mismos; destacando la figura de Angelo Badalamenti, que puso la música en la mayoría de largometrages de Lynch. Precisamente en el film que nos ocupa, Blue Velvet, fue dónde empezó la simbiosis que los unió incluso fuera del cine, quando Lynch probó suerte con "Rabbits" una serie de ocho capítulos, donde Badalamenti prestó sus servicios una vez más.
    Gracias por este análisi tan necesario, Pablo.

    ResponElimina
    Respostes
    1. Oriol, ya que veo que te interesa y te gusta Badalamenti, te paso este vídeo. Es una pijada, pero es bonito. Es sobre cómo se compuso la banda sonora de Twin Peaks. Supongo que la conocerás:
      http://www.youtube.com/watch?v=SwvSFOEfHJE
      (Está subtitulado en castellano)

      Elimina